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| Fotografía de Chema Madoz |
En Mayo de 2011, mi hijo Pablo sacó del baúl de los recuerdos una maquina
de escribir, nueva por el poco uso, pero con una buena cantidad de años en sus
teclas. La tuvo encima de la mesa de la cocina unos cuantos días, y le dio por
practicar con ella. A mi me entró el gusanillo y me sentaba también de vez en
cuando, hilando una serie de micro relatos de corte
entre surrealistas y
oníricos. Estaban escritos de una sola sentada, sin corrección ni repaso, casi
sin pensarlos. Quiero compartirlos, por primera vez, con vosotros a ver que os
parecen. Sed indulgentes.
Mi Patria
Bajo las escaleras el tiempo es mejor. Aquí nos hemos
resguardado tantas veces que el espacio ya comienza a tener nuestro olor. Estamos
considerando seriamente elegir una bandera y un himno a la altura de este
acogedor espacio. Mi hermano sabe coser y yo cantaba en el coro de la
parroquia. Cuando tengamos todo preparado haremos la fundación. Es importante
que recordemos el día, porque a partir de entonces será día festivo en la casa,
esos días no haremos absolutamente nada, ni barrer ni estornudar ni otras cosas
que acostumbramos hacer los días normales. Será estupendo, con el tiempo
nuestra escalera aparecerá en todos los mapas. Sólo me preocupa la gente que
constantemente sube y baja por nuestra escalera, cualquier día nos conquistarán
y seremos esclavos de sus pasos.

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