miércoles, 20 de marzo de 2013

Historia Universal de la Infamia



En cierta ocasión me fue dado el leer un libro que yo no había elegido. Ahora sospecho que aquella profesora de literatura quiso que la cosa fuera así y provocó de alguna manera que yo emprendiera esa lectura. Nada más empezar, con absoluta ignorancia por mi parte de a qué me enfrentaba, aquel escritor fue capaz de embaucarme con su narrativa y aquella concepción onírica del mundo, y desde entonces establecí con él un vínculo inseparable. En esa ocasión Borges actuaba de recopilador y presentador, ya que las historias que narraba no habían nacido de su prodigiosa imaginación, aunque incapaz de no meter la mano en el plato, las transformó a su antojo y nos las cocinó con todos los ingredientes  y sabores que acostumbraba. Magnífico.

Hoy, primer día de la primavera, “día Internacional de la Felicidad”, han estado desgranando en la radio, la cotidiana lista de hechos innobles a los que ya parece que deberíamos estar acostumbrados. Grandes infamias, como el aniversario del comienzo de la II Guerra de Irak y alguna otra, que no por local, pasará desapercibida: “El Gobierno quitará ayudas a trasplantes a las autonomías que incumplan con el déficit” 
En nuestras vidas se ha instalado una banda de desalmados que día a día corona la cumbre de la zafiedad. Desafortunadamente, el grueso volumen que recoja la ignominia que nos desayunamos día a día, estará muy alejado de la narración fabulosa y de la leyenda para ingresar en La Otra Historia Universal de La infamia. Muy pocos sabrían hacer digerible este compendio de insensibilidad. 

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